jueves, 23 de febrero de 2012

EL AMOR PLATÓNICO DE ANTONIO MACHADO


Pilar de Valderrama, un amor platónico.

(Madrid, diciembre 1898- íd..15.10.1979)

(Rosa del Aire)

Es hija del Gobernador de Zaragoza y sus ideas son conservadoras. Su poesía ocupa un lugar estimable en el llamado periodo post-modernista y busca expresar soledad y melancolía. Es también autora de algunas obras de teatro. Pilar contrae matrimonio con el ingeniero Rafael Martinez de Romarate y en 1923, publica su primer libro de poemas: Las piedras de Horeb, lleva ilustraciones de su esposo y la portada es de Victorio Macho, su cuñado.

No hallaréis en mis versos canto sonoro,

Ni pasionales gritos de amor y celos…

Poco después inician un viaje a Venecia y escribe, Huerto cerrado (1928) Pilar envía un ejemplar, a través de una amiga, al poeta Antonio Machado, por el que siente admiración, aunque todavía no le conoce personalmente.

Sé que vivo en tu vida, aunque jamás me has visto,

que nunca se cruzaron tus ojos con mis ojos;

sabes que estoy lejana de ti, pero que existo,

ignoras si soy rubia, si son mis labios rojos.

Tu espíritu poeta que al mío va buscando,

no piensa en mi figura, si soy joven o vieja,

si viví sin amores o si vivo siempre amando,

si soy flor donde extrajo ya sus mieles la abeja.

Como van los sonidos por las ondas sonoras,

viene tu pensamiento a fundirse con el mío,

y llegan tus gemidos hasta mí cuando lloras,

como llegan tus risas hasta ti cuando río…

En su libro: Sí, soy Guiomar. Memorias de mi vida, escrito en 1975, coincidiendo con el centenario del poeta, pero publicado después de la muerte de la autora, en 1981, dice: “Yo que nunca tuve en la memoria ni los versos míos, me sabía los suyos de tanto repetirlos en silencio”

Coincidiendo con el segundo libro de Pilar, el matrimonio Martínez-Valderrama creó en su propio hotel del Paseo de Rosales, un teatro íntimo, denominado Fantasio, precursor de los que más tarde se crearían como teatros de cámara. En él se representaron obras de ensayo, modernas y clásicas, incluso la propia escritora escenificó su romance: Sueño de las tres princesas.

En 1928, fallece prematuramente su hijo y trata de buscar tranquilidad y olvido en Segovia, donde se aloja en un hotel. A través de una amiga común le hace llegar una tarjeta al poeta y se produce el encuentro. “No puedo expresar la emoción que tuve al encontrarme con él y estrechar su mano. Era el poeta tan admirado el que estaba ante mi”. A partir de ahí los encuentros se suceden en Madrid y también las cartas, él le lleva diecisiete años. A pesar de producirse ya las infidelidades de su esposo, Pilar escribe a Machado, diciéndole: “ Por fidelidad a mis creencias, a mis hijos y a mí misma, no puedo ofrecerle más que una amistad sincera, un afecto limpio y espiritual, y que de no ser aceptado así, no nos volveremos a ver”. Él contestó: “Con tal de verte, lo que sea. ¿Tendremos que arrepentirnos algún día de ser demasiado buenos?. Arrepentirse de la virtud, ¡extraña paradoja!”.

En 1930, publica Esencias, al cual Machado dedicó un extenso artículo en El Imparcial. Dice: “Pilar de Valderrama no es solo piadosa, es también apasionada, fervientemente vital, llama que aspira a poca luz, pero que arde y quema… Obra sincera y algo extemporánea… Obra muy de mi gusto”. No podía ser menos, en él hay poemas del propio Machado. Dice ella: “Fue entonces amor sublime lo que hubo en aquel conocimiento, en aquel encontrar lo escondido para todos y que únicamente se revelaba a uno solo. Y tras del hallazgo, la fusión de las almas –acaso no la de cuerpos; pero ¿qué importaba?-. Y en ella una dulzura infinita, como de perpetuarse uno en otro hasta la inmortalidad”. En el poema subtitulado “Canción triste” dice:

Hoy he vuelto a mi Jardín

de la Fuente del Amor,

que canta y cuenta sin fin

su dolor…

En el “Coplero íntimo”, Machado subraya esa ausencia:

Amar es un siempre, ¡siempre

la sed que nunca se acaba

del agua que no se bebe.

Cuando callamos los dos

¡qué claramente se entienden

Corazón y corazón!.

Quise asomarme a la vida

sin careta y sin disfraz.

Todos rieron. Volví

a ponerme el antifaz.

Y Pilar responde con algo tan revelador como logrado:

Quise dejar de quererle

a poquito de tratarle,

y comprendí que, ¡tan pronto!,

ya era tarde…

En vida de Antonio, Pilar no vuelve a publicar poesía, sin embargo, publica: Un tercer mundo (1934). Obra en tres actos. Un tercer mundo, un espacio en el que entre once y doce de la noche, los personajes hacen coincidir sus pensamientos. Y la obra, también, teatral: La vida que no se vive. En 1935, la poetisa “está dominada por un gran malestar”, escribe su Testamento de un amor imposible y se lo hace llegar a Segovia, en él dice:

…Si yo muero antes, llegarás a mi tumba

a llorar y llevarme una muda oración.

Y una rosa sangrienta cortarás de su rama

Que subirá a buscarte desde mi corazón.

…Y al fin, irás un día a tenderte en el suelo.

¿Cerca o lejos? ¡Qué importa! Por la vida pasó

Este amor sin mancharse, y al reencontrarnos luego,

Con mi mano en tu mano, te llevaré hasta Dios.

El poeta le contesta con un vaticinio: “Por ese camino iré yo antes que tú”. El alejamiento y la incomunicación durante los tres años de la guerra, le llevaron a pensar a Antonio, que se había producido un alejamiento total. Dice ella: “Yo tenía una familia, unos hijos que no podía abandonar”. Machado escribe sus “Canciones a Guiomar”, con un cierto poso de amargura por su falta de noticias, no volverían a verse, el poeta fallecía en 1939. Ella se enteró de su fallecimiento estando con la Compañía de Teatro Nacional en Palma de Mallorca, con la obra de Jacinto Benavente, “El príncipe que todo lo aprendió de los libros”

Pero Guiomar no olvidaría nunca a su amado poeta. En 1941 publica Holocausto, inspirado en la muerte de su hijo, en él figura un soneto- prólogo de Manuel Machado. En 1954, fallece su marido y escribe un nuevo libro Espacio (1958) y lo inicia con una “Dedicatoria amorosa”.

Leélo poco a poco, y que al hacerlo sientas

que estas raíces mías van arraigando en ti.

Que ya mis sentimientos, más que míos, son tuyos:

que yo en ti he florecido, tú has florecido en mí.

No vuelve a publicar en vida, aunque nunca deja de escribir y entrega a una de sus hijas, el libro: De mar a mar para que sea publicado después de su muerte, los últimos sonetos están fechados en 1971. Pilar de Valderrama tenía 81 años cuando fallece, junto a ella están sus hijas Alicia y Mari Luz.

Me queda poco ya, Señor, muy poco

para ir junto a Ti, y no me quejo

que lo que tengo aquí, lo que aquí dejo

es la revolución de un mundo loco.

Sus cartas a Antonio Machado fueron escritas entre los años 1928 a 1935 y se las dejó en depósito a su amiga María Estremera durante la guerra, unas treinta y tres cartas carecían de fecha y dedicatoria. Una de ellas, sin duda de las primeras, es esta.

“No puedo expresar la emoción que tuve al encontrarme con él y estrechar su mano. Era el poeta tan admirado el que estaba ante mí, con su desaliño, sí, pero con un rostro bondadosísimo, una frente ancha y luminosa, una cabeza, en fin, admirable sobre un cuerpo alto, desgarbado y poco atractivo. Al verme, no supe qué pasó por él, pero advertí que se quedó como embelesado, pues no cesaba de mirarme y apenas habló para decirme cuánto sentía estar tan ocupado con los exámenes, que no podía acompañarme ni atenderme como sería su deseo. Añadió que dos días después terminaba su actuación en el tribunal y tenía que irse ineludiblemente a Madrid, lo que lamentaba, pues le agradaría verme y serme útil”.

Carta de Antonio Machado a Guiomar

Lunes, en “nuestro rincón”.

Aquí, en nuestro rincón, vida mía, empiezo mi carta cuando tú no habrás llegado todavía a tu casa. Así combato yo la amargura de este momento terrible de la separación, ese principio de tu ausencia, tan violento, que es tanto como un desgarrón en las entrañas. Porque así pienso yo que estas palabras mías te llegan al oído y te acompañan en el camino. Adiós, mi diosa, mi vida, mi gloria! Aquí se queda tu poeta con la ilusión… con la conciencia de que es una ilusión el tenerte todavía a su lado. Ay, ahora cuánto sufro! Qué soledad tan grande! Pero, también, qué momentos de suprema alegría acabo de vivir. Y cuando pasen estos momentos del tránsito de tu presencia a tu recuerdo, que son los verdaderamente trágicos, volveré a ser feliz con tu imagen rememorando y recordando una por una tus palabras y tus labios y tus ojos! Cuánta vida has venido a dar a tu poeta! Y cuántas cosas no te he podido decir, porque la emoción no me permite coordinar mis ideas cuando estás a mi lado. El amor tiene más gestos que palabras, y cuando se complica con la necesidad del freno… Ay! Tú no sabes bien lo que es tener tan cerca a la mujer que se ha esperado toda una vida, al sueño hecho carne, a la diosa… Ahora que estoy solo, quiero llorar un poco, de amor, de gratitud, si no se me rompería el corazón.

Son las diez y media. Comienzan a venir gentes alegres. Es día de feria, de moda –me ha dicho el mozo- en esta casa. Yo me voy a la mía”

Lo que parece la puerta abierta a un laberinto de pasiones y sexo desatado, fue la puerta abierta a una estricta amistad impuesta por ella, un amor platónico sin contacto físico ni material. De este amor nacieron ciento cuarenta cartas escritas por Machado en un lapso de siete años, de las cuales no todas se salvaron de la guerra civil. La última de Pilar a Antonio la escribió el día 13 de junio de 1936.

Conferencia pronunciada por Mª Rosa Jaén

(R.J.M./23.2.12) 73 años de la muerte del poeta.

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