viernes, 17 de febrero de 2017

SUEÑO DE ENERO



Caballo Blanco 
Pintado al óleo por Bruno Vepkhvadze, 1986, Georgia

SUEÑO DE UNA MADRUGADA

   No le vio cruzar el umbral, caminaba por el angosto zaguán, enhiesta la figura, con una mirada de miel al frente, sin rozar siquiera el zócalo. ¿Quién le habría empujado?, era imposible que hubiese entrado solo. 

   No podía impedir que siguiera avanzando, veía peligrar la mesa engalanada con la vajilla y cristalería de las grandes ocasiones. Movió la cabeza con su larga melena, un leve movimiento que logró un cataclismo, rodaron las copas haciéndose añicos. Recogió los cristales del suelo, no quería que nadie se hiriera. No supo cómo salió al jardín, sólo acertó a ver la larga cola del caballo,


    Siempre pensamos que la parca se anuncia con pájaros negros y no es así, él vino a despedirse, a decir: Sé feliz, mi camino ha concluido. ¡Gracias mi amor!

  
   (M.R.J.M./23.1.2016)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los sueños definen a sus soñadores.

Un abrazo, Rosa.

Rosa del Aire dijo...

¡Gracias, Esther! Tienes una enorme sensibilidad. Besos y abrazos.