jueves, 5 de junio de 2014

VIAJE AL PLANETA ARISTOLIO - Episodio X

   

   ¡Hola aristolian@s! Como si en vez de tratarse del episodio 10, fuese un Expediente X, este capítulo décimo, se fue al éter, allá por el otoño, sin percatarse nadie de su desaparición. Es de primordial importancia, ya que en él se habla de cómo nació el nombre de Aristolio. La doctora Ros, espera que disfrutéis, una vez más, con este Viaje al planeta Aristolio y salga al aire, de una vez por todas. ¡Gracias aristolian@s!

EL NOMBRE DE ARISTOLIO, UN LÍO MUSICAL

   Era un plácido domingo, el otoño ya había llegado, pero el sol y la temperatura desdecían las predicciones de los meteorólogos, sobre un verano corto y poco caluroso, ya estaban en octubre. Ahora, les decían que el invierno iba a ser el más largo y frío del siglo.

   En las dependencias del P.E.P.A. (Proyectos Espaciales Para Asteroides) Matilde, asteroide convertida en terrícola, conversaba con la doctora Ros.

    - El tiempo hace lo que le da la gana. ¿Qué sabrán los terrícolas sobre frío y calor? Si llego a saber que con el paso de los años una pierna  se te vuelve reumática perdida y la otra se busca una artrosis. no abandono el espacio.

    -¿Quién te manda a ti, bailar la conga o la jota, como si tuvieses un siglo menos?

    - Ya hablaré yo con Pedro, el exoclimástologo ese, que al principio, creía yo que el "exo" tenía que ver con otra cosa, hasta que me explicaste que significa "fuera de", yo pensaba que era algo así como dentro de...,

- Mati, te repito que tampoco tiene que ver con el tiempo atmosférico, si no con el clima de los planetas.

- Vale, entonces le haré un par de preguntas de exoclimastología de esa. ¿A qué planeta se han llevado el mes de septiembre? Es que no me he enterado de que llegara y ya se ha ido. Otra más, ¿piensa que tendremos buena exocosecha de pepinos y sandías gigantes?, es que me entusiasman.

   Las preguntas quedaron en el aire cuando sonó el teléfono de la doctora, era Mister Polen confirmando que los alienígenas ancestrales habían conectado con Mariano, en la terraza de su casa y tras una excursión a la playa, para ver si había chinos en la costa que luego fuesen con cuentos, le habían hecho saber por signos que seguían muy enfadados porque el asteroide 2012-P1326 seguía sin nombre. Y siendo así lo borrarían de los mapas. Asi que, o se ponían en marcha ya, o irían con su cuento a la NASA., que parecían más serios que la N.A.S.A.L.
    Los ancestrales alienígenas, estaban impacientes por la llegada de los terrícolas, diez o doce como mucho. Tampoco querían que aquello se convirtiese en la Plaza de la Maestranza, en plena feria de abril. Como aún tardarían unos años luz en llegar, para entonces, ya tendrían preparado el planeta con su atmósfera, su hidrógeno, su helio, su H2o y todo lo que fuesen a necesitar.
   El signomonólogo, había sido grabado en un disco para que no sucediera lo que, con los politerrícolas, mucho prometer antes de, y cuando llegaba el postre, si te he visto no me acuerdo. Se lo enviaba por mensaje interno y dentro de una tableta, porque a él, Mister Polen, se le habían quedado los circuitos en blanco y no se le ocurría ningún nombre. La doctora Ros se preguntó cuándo los tenía operativos, en vez de decírselo, le invitó a comer una paella hecha por Matilde.

   La comida había terminado y Mati se sentía defraudada, desde que dejó de ser una asteroide, se había especializado en avituallamiento y cocina caseril. Ningún estómago terráqueo se le había resistido, ¡enjamás de los jamases! por muy inapetente que estuviera. Había hecho pruebas empíricas con algunos terráqueos y después de comerse una paella "aliñauntada" con su particular receta de "ajioromeril" y bien regado con algún "caldo" de la tierra que los vio nacer. Todos, sin excepción, olvidaban preocupaciones y lo mismo bailaban una muñeira, que una jota manchega o un zapateao flamenco. Su mágica receta quitaba la depresión, la nostalgia y alguna otra cosa más que no recordaba en ese momento. Algún cráter de su abollada cabeza estaba llenándose de carbón, porque veía la cosa muy negra.

   La doctora Ros, también estaba preocupada, pero eso no le quitaba el apetito y viendo que Marco Polen, comía sin prestar atención y habían llegado a los postres, sin decir "esta boca es mía", trataba de animarle. Entonces Él les contó, que para pensar necesitaba escuchar música en directo, su espíritu melomaníaco había quedado por los suelos, cuando quiso contratar a Plácido Domingo o a King África, pero ambos estaban de gira y a punto de jubilarse, así que no habían aceptado el contrato para acompañarles en el viaje a Aristolio. La Dra. Ros dijo que debería alegrarse, así no llevarían sobrepeso.

   Matilde pensó que si Marco Polen no podía comer ni pensar sin música, la música vendría hasta él, le haría un regalo. También la doctora Ros salió de la sala y se conectó con los miembros y mihembras del P.E.P.A., les pidió que trajesen instrumentos musicales de poca envergadura. Al pasar por delante del despacho vio que, como de costumbre, Anita estaba pintándose las uñas, le preguntó si había escuchado su petición de traer un instrumento, ella contestó afirmativamente.

-Lo acabo de encargar por internet, sólo que tardarán en traérmelo, es totalmente clásico -dejó por un momento que se le secaran las uñas y tecleó en el ordenador, en la pantalla apareció un modelo de vestido como para asistir a la entrega de los óscar.

- ¿Le gusta? - preguntó- Hace juego con el instrumento, me han dicho que es el más clásico.

   ¿Qué clase de instrumento habría encargado? A la doctora Ros, casi le da un jamacuco, cuando Anita volvió a teclear y en la pantalla apareció una preciosa arpa. ¡Qué disgusto se llevó!, cuando le dijo la doctora, que no se trataba de una sesión fotográfica, si no de saber tocarla, que tendría que hacerlo con los dedos y una púa, aunque tuviese las uñas recién pintadas. Ella no salía de casa con las uñas sin pintar, por muy interplanetario que fuese el viaje. A lo que la doctora Ros respondió, que podía dedicarse a pintar las uñas el resto de su vida, ya que prescindían de sus dedos en lo sucesivo. Anita salió del despacho sin despedirse.

   La doctora Ros, estaba que echaba chispas como para encender una bombilla con los ojos, fue entonces cuando comenzaron a escuchar música de fanfarria en el pasillo. El plácido domingo se había convertido en una marabunta de sonidos al caer la tarde.

De izquierda a derecha, allí estaban, Natacha, la astrofísica; Antonio, el astronauta; Carmelilla, una de las observadoras; Mariano, el astrólogo; Pedro, el exoclimástólogo y Laura, la astrógrafa y traductora. Estaba clarísimo que no se habían enterado de nada.

   Marco Polen agradeció el detalle de la fanfarria, al tiempo, les hizo notar que con la crisis no podía hacer una nave donde cupiesen grandes instrumentos. Si les había hecho llamar era para que le ayudaran a encontrar un nombre para que el asteroide avistado alcanzase la categoría de planeta.

   Mariano sugirió que podrían llamarle Anacleta, en honor de la tía de Mister Polen. Matilde, que entraba en aquel momento llevando una enorme caja envuelta en papel estraza, no parecía que fuese de bombones, la depositó encima de una mesa y se dirigió a todos.

- Ya está bien de hacer la pelota al jefe queriéndole endilgar el nombre de la familia al primer asteroide que se presenta a ser nominado como planeta. Aquí estoy yo con el Matilde a cuestas, y todo ¿por qué? ¡Ah! ¿Nadie lo recuerda? -todos estaban intrigados, no por lo que decía, sino por el contenido de la enorme caja que estaba desenvolviendo.- Para que lo sepáis, mi descubridor el Johan Paliza, me puso el nombre de la esposa del director del observatorio, para hacerle la pelota. ¿Hay algo más estupidiario?.

   Laura dejó su trombón y fue a teclear en un ordenador próximo a donde Matilde desenvolvía parsimoniosamente la misteriosa caja.

- No te molestes en buscar el palabro estupidiario, es el colmo de la estupidez. Mi lenguaje es particular, para algo soy tan antigüa y hablando de antiguallas. ¿Sabéis que es esto?

   Aunque se habían acercado a contemplar la extraña caja, junto a ella había otra de cartón casi plana y otra de mayor volumen y alargada. Todos negaron con la cabeza.

Ariston

- Su nombre es Ariston – prosiguió Matilde- y no me preguntéis si su inventor se llamaba así. Fue inventado hace mas de ciento cincuenta años. Contiene una armoniflauta a la que se da vueltas con este manubrio – dijo, abriendo la otra caja de más volumen- el cual mueve un cilindro donde hay muchas lengüetas.

- Parece un organillo portatil. Dijo Antonio.

- O sea que es el pik-up de tu época – comentó Pedro- ya que se podía trasladar de un sitio a otro.

   Laura tecleó en sangugle, vio que el pik-up era un primer tocadiscos de pletina y aguja.

- ¡Que guay! -dijo Natacha- ¿Podremos escucharlo?

- ¿Como has dicho que se llama? Preguntó Mister Polen.

- Se llama Ariston -contestó Matilde, mientras colocaba el disco de cartulina y comenzaba a darle vueltas al manubrio. Sólo se escuchaba un sonido renqueante.

- Suena bien lo de Aristón.

- ¿Te estás riendo de mi? -preguntó Matilde- ¡Si no se puede escuchar! El disco se ha apolillado, igual que le sucede a mi menisco.

- Me refería al nombre, -dijo Marco Polen- Aristón suena bien, quizás demasiado fuerte para un planeta.

- ¿Y si le quitamos la "n"?. Preguntó Natacha

- Ya estamos armando el lío -dijo Antonio.

- Aristo, como prefijo significa "mejor" o "excelente" -dijo la doctora Ros.

- ¡Excelente lío! -casi gritó, Pedro- así no vamos a ninguna parte

- ¡Claro que sí!. Ya lo tengo -dijo la doctora- Demos la vuelta al lío y tendremos un aristolío, un excelente lío.

   Marco Polen se mostraba eufórico, él que siempre era tan comedido en sus demostraciones de afecto, comenzó a repartir besos y abrazos.

- ¡Eureka, eureka! Esto es mejor que lo de tía Anacleta. Llamaremos Aristolio al nuevo planeta.

   Todos aplaudieron y como no sabían si reír o llorar, cantaron el himno de la NASAL.
  • ¡Eureka, Eureka!
    El PEPA y la NASAL
    Somos de lo mejor
    Haga frío o haya sol
    a Aristolio hemos de ir
    a buscar el porvenir.

  • (Rosmar/Rosa del Aire)
  • (R.J.M./6.6.14)



6 comentarios:

Vichoff dijo...

¡Genial, Rosa preciosa! Me encanta la disparatada historia de tus personajes. Su humor, su surrealismo, su ternura, me recuerdan por momentos a "Amanece que no es poco".
Un abrazo enorme.

Rosa del Aire dijo...

Me encanta que te encante y te recuerde al "Amanecer...,"
Un abrazo para ti Dra. Vichoff.

Pedro Mateos dijo...

No recuerdo si hice algún comentario pero si recuerdo el Ariston y el dibujo de lo0s músicos. Creo que además lo he leído antes pero algunas cosas no me suenan. De todos modos FELICIDADES por relatar asi nuestro querido yu ansiado viaje por los espacios siderales.

Rosa del Aire dijo...

Aristoliano Pedro, sí que te "sonará" haber visto a los músicos de la Fanfarria, precisamente porque los puse en un post aparte, dentro del muro de FB, para hacerles sonar, ya que no puedo hacerlo dentro del blog. Eso fue justo en el otoño.

En el próximo capítulo, te adelanto que irá sobre transportes. ¡Ja,ja,já!
Un abrazo.

vertigos dijo...

Te has ido superando en el relato, enhorabuena." Sigue, sigue, no pares"

Rosa del Aire dijo...

¡Gracias "vertigos" o Vértigos, por tu comentario!
Trataré de hacer lo que me pides: seguir, sin parar.
Un abrazo.