viernes, 10 de abril de 2015

27. Marzo y los soles



   A principios de marzo, en la reunión de la N.A.S.A.L. (Nadie Avanza Sin Alegría Luminosa) Karmiña Atxis, desde el Puente Colgante Leré, había informado que la nave espacial Dawn había sido capturada por la gravedad de Ceres, uno de los planetas enanos, (con perdón) visitando desde la órbita y proporcionando imágenes de cráteres y misteriosas manchas brillantes, por lo cual los controladores de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena (California) se habían puesto muy contentos, porque indicaba que la Dawn estaba en buen estado con la propulsión de su motor de iones.

   Matilde, en su calidad de esteroide convertido en terrícola, le quitó importancia al descubrimiento, diciendo que ella sabía de buena boca rokera, que desde 1801 se le conocía como el planeta rocoso, tan lleno de cráteres que algunos medían 950 kms x 932 kms. El único conocimiento nuevo era que el agua parecía escarcha y que tenía una gruesa capa de hielo sobre un núcleo rocoso.

   Marco Polen, estaba satisfecho, pese a la proximidad al hasta ahora desconocido planeta Aristolio, éste continuaba pasando desapercibido. Pedro Majuelo confirmó que según sus informaciones, en Aristolio podía obtenerse agua con sólo una cerilla, todos se le quedaron mirando. ¿Así de simple era? Lo había confirmado, con sólo encender una cerilla, la escarcha podía hacerse líquida.

   Peter Alado estimaba que si cada ser humano poseía cincuenta esfínteres en el cuerpo (músculos con forma circular o anillo) con unos cuantos que expusieran sus traseros sería suficiente para generar líquido. La doctora Ros pidió un poco de cordura, no era cuestión de exponer sus vergüenzas a la congelación, más bien deberían irse preparando todos los miembros, para la llegada de la doctora Vichifta a la base NASAL, en fecha próxima a la salida del P.E.P.A.


   A mediados de marzo todos andaban preparando lo que iba a ser un acontecimiento mundial, un eclípse solar total que tendría lugar el día 20, ocurriría 13 horas después del perigeo.

   Hacía poco tiempo que Andrés Perlado había entrado en la NASAL como ingeniero captador de Hondas Hercianas, nada que ver con las hertzianas, capaz de atraer a la hondanada, a todas aquellas que se desmandaran, su eje curricular, llegaba avalado por Peter Alado, gran amigo de su casa a la hora de comer. La verdad era, que no estaba muy ducho en eclipses y equinoccios, así que al oir la palabra perigeo, dijo que aquello le sonaba, a una indigestión de perejil.

   Natacha, la astrofísica, le miró de arriba abajo, explicó que así se llamaba a la proximidad de la luna con la tierra, doblemente importante porque el Sol estaría cruzando el equinoccio, el ecuador celeste y la Luna coincidirían al pasar por ese mismo punto eclipsando al Sol.

 Llegado el momento, Andrés Perlado fue de los más decepcionados, pese al gran periscopio recién estrenado, las nubes decidieron ponerse en medio de la esfera azul. Fue después de comprarlo, cuando se enteró que lo mejor hubiese sido un telescopio gigante con instrumentos para el uso solar y nocturno, como el que Nanny Dolo gestionaba en La Palma.

   Laura había venido eufórica de China, no sólo había aprendido la lengua mandarina y algún dialecto más de los que no vienen en los manuales y tampoco sirven para mucho Lo que más le había impresionado era que había podido disfrutar de una rareza astronómica, había visto tres Soles.

   Los astronautas se quedaron mirándola con extrañeza, más de uno pensó: ¿Si no se habría tomado tres copas de algún extraño licor? Laura juró que sólo había tomado una copa de vino amarillo y estaba hecho con mijo. Para ver los tres soles había tenido que ir a Chifeng, una ciudad al norte de China, en la frontera con Mongolia. Callaron, cuando explicó que, a una altitud de 6.000 metros se formaban cristales de hielo reflejando la luz solar sobre ellos y creando la ilusión de que existen múltiples soles. Un cielo de auténtica ciencia ficción.

   Todos se sentían muy contentos y decidieron celebrarlo con buenos tintos, nada de vino amarillo o de mijo, algún blanco y burbujeantes rubias, mientras cantaban el himno de la NASAL.

                                   ¡Eureka, eureka!
Esto es mejor que volar en un cuatrimotor
después de un chaparrón,
con bizcocho y garrafón
La NASAL y el PEPA son de lo mejor.
                                   


   Foto: Rosa de Aristolio/20.3.15



2 comentarios:

Pedro Mateos dijo...

No sé si me gusta más leerte una vez o dos veces, pero cada vez me gusta más cómo lo presentas. lo leeré tres veces para ver si aún me gusta más.

Rosa del Aire dijo...

Es que eres un aristoliano de pro. Creo que la forma de presentarlo te ha influido, los episodios son más cortos y no intervienen todos los personajes a la vez. Por eso mismo lo estoy rehaciendo en Rosa de Aristolio.
Buen fin de semana y besitos aristolianos.