domingo, 7 de marzo de 2010

MARíA DE ZAYAS Y SOTOMAYOR

Homenaje a la Mujer (8-3-2010)
Por Rosa Jaén

   La madrileña María de Zayas fue una destacada narradora del siglo de Oro, solo superada por Cervantes. Publicó dos colecciones de novelas cortas: "Novelas amorosas y ejemplares" (Zaragoza, 1637), "Desengaños amorosos"(Zaragoza, 1647) escribió poesías y una obra dramática: "La traición en la amistad" que quedó inédita, hasta 1903 en que fue publicada por Serrano y Sanz, se ignora si llegó a ser representada.

   María de Zayas y Sotomayor, fue bautizada en la madrileña Parroquia de San Sebastián, el 12 de septiembre de 1590. Era hija de don Fernando de Zayas y de doña María de Barasa, su mujer. Su padre estaba al servicio del Conde de Lemos, obtuvo el hábito de Santiago en 1628 y fue nombrado corregidor de la encomienda de Jerez de los Caballeros, en agosto de 1638.

  Pocas cosas son las que sabemos sobre la vida de María de Zayas y Sotomayor. Desde que, el historiador Serrano y Sanz (1866-1932) publicara sus Apuntes para una Biblioteca de Escritoras Españolas. y editara la obra dramática, manuscrita de María, titulada: "Traición en la amistad" . El investigador alcarreño declara, “que no ha podido averiguar con certeza si fue casada o no, ni el año en que murió”. Encontró dos testamentos con este nombre, uno en 1661 y otro en 1669, no pudo determinar si era de la escritora o no. ya que el nombre de María de Zayas era bastante común en la época.

   A partir de 1647, fecha de la aparición de la segunda parte de sus novelas, no se vuelve a tener noticias de ella. Los estudios que se le han dedicado recientemente, apenas han avanzado y todo son conjeturas. Suponemos, que toda la familia se trasladaría a Italia, cuando el VII conde de Lemos fue nombrado Virrey de Nápoles (1610-1616), y en dicha ciudad transcurrirían los años juveniles de María.

   Es probable, que viviera en Madrid durante los años 1621 a 1639. Escribe bastantes composiciones poéticas, algunas son introducidas en sus novelas y en la obra dramática, otras son poesías de circunstancias, unas para encomiar las obras de amigos y conocidos, como las dedicadas a su amiga Ana Caro Mallén de Soto, Miguel Botello, Juan Pérez de Montalbán, Francisco de las Cuevas, Antonio Castillo y otros escritores, conocidos todos ellos en los círculos literarios madrileños. Otros poemas son panegíricos a la defunción de poetas a los que había admirado y como agradecimiento. A Lope de Vega en 1636, del que había recibido grandes elogios en su Laurel (Silva VIII). A Pérez de Montalbán en 1639. quien había escrito en (Para todos, 1632) “Décima musa de nuestro siglo, ha escrito a los certámenes con grandes aciertos; tiene acabada una comedia de excelentes coplas y un libro para dar a la estampa, en prosa y verso, de ocho Novelas exemplares”.

   ¿Fue esta la Primera Parte del Entretenido Sarao?. Alonso de Castillo Solórzano escribe en (La Garduña de Sevilla) “En estos tiempos luce y campea con felices lauros el ingenio de doña María de Zayas y Sotomayor, que con justo título ha merecido el nombre de Sibila de Madrid, adquirido por sus admirables versos, por su felice ingenio y gran prudencia, habiendo sacado de la estampa un libro de 10 novelas que son 10 asombros para los que escriben deste género, pues la meditada prosa, el artificio dellas y los versos que interpola, es todo tan admirable, que acobarda las más valientes plumas de nuestra España".

   Después de 1639 no vuelve a aparecer en ninguna publicación de homenaje o panegírico. La Primera Parte de sus Novelas amorosas y exemplares, son publicadas en Zaragoza, en 1637, siendo corregidas por ella misma, lo que nos hace suponer que residió en dicha ciudad durante algún tiempo. Un año después se publica una 2ª edición, la 3ª es editada en Barcelona, 1646. Desde el principio, María lucha a través de su obra literaria para no caer en el menosprecio por el hecho de ser mujer la autora. En su epígrafe Al que leyere, dice: “Quien duda, diga otra vez, que habrá muchos que atribuyan a locura esta virtuosa osadía de sacar a luz mis borrones siendo mujer, que en opinión de algunos necios es lo mismo que una cosa incapaz (...) las almas ni son hombres ni mujeres: ¿qué razón hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo?”.

   En 1647, aparece la Parte Segunda del Sarao y entretenimiento honesto o Desengaños amorosos , editada también en Zaragoza, pero en ellas no figuran correcciones de la Autora. Desde su publicación, las dos colecciones de novelas, tuvieron gran éxito, -compitiendo solamente con las de Cervantes-. Fueron traducidas al francés y mas tarde a otros idiomas.

   María de Zayas toma del Decamerón la fórmula de una reunión por culpa de una enfermedad (unas fiebres cuartanas de Lisis) a lo largo de cinco noches, en cada una de las cuales se narran dos novelas de gran crudeza. Al contrario que otros novelistas contemporáneos suyos, no pretende exhibir un ingenio cortesano complicando el estilo, dice: “Yo, como no traigo propósito de canonizarme por bien entendida, sino por buena desengañadora, es lo cierto que, ni en lo hablado ni en lo que hablaré he buscado razones retóricas ni cultas, porque demás de ser un lenguaje que con extremo aborrezco, querría que me entendiesen todos, el culto y el lego (...) Y así he procurado hablar en el idioma que mi natural me enseña y aprendí de mis padres, que lo demás es una sofistería en que han dado los escritores por diferenciarse de los demás, y dicen a veces cosas que ellos mismos no las entienden. ¿Cómo las entenderán los demás sino en diciendo, como algunas veces me ha sucedido a mí, que, cansado el sentido por saber qué quiere decir y no sacando fruto de mi fatiga, digo: "Muy bueno debe de ser, pues que yo no lo entiendo".

  No quiere pasar por moralista sermoneadora, sino que le interesan la amenidad narrativa, la psicología de los personajes y los ambientes en que se mueven. En su discurso, se adelanta a la época que nosotros llamamos romántica, en "Amar solo por vencer" (Desengaño sexto) una de las protagonistas dice: “Y aún así como así –dijo Estefanía- pues para amar, supuesto que el alma es toda una en varón y en la hembra, no se me da más ser hombre que mujer; que las almas no son hombres ni mujeres, y el verdadero amor en el alma está, que no en el cuerpo; y el que amare el cuerpo con el cuerpo, no puede decir que es amor, sino apetito, y de esto nace arrepentirse en poseyendo; porque como no estaba el amor en el alma, el cuerpo, como mortal, se cansa siempre de un manjar, y el alma, como espíritu, no se puede “hastiar de nada.”
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   -Pues según eso –dijo otra doncella-, los hombres de ahora deben de amar sólo con el cuerpo, y no con el alma, pues luego olvidan y tras eso dicen mal de las mujeres, sin reservar a las buenas ni a las malas.
   -Amiga –respondió Estefanía-: de la buenas dicen mal porque no las pueden alcanzar; y de las malas, porque están ahítos de ellas.”

   Tiene de su época el gusto por la violencia, la crueldad, la magia y los encantamientos. La moral en ella no es moraleja sino escarmiento. "La fuerza del amor o El prevenido engañado". En sus novelas, afronta lo trágico de la vida y lleva a los personajes hacia lo más espeluznante y escabroso, rayando en ocasiones en lo obsceno y erótico. Introduce en las novelas el realismo y una aguda observación psicológica de los personajes. Todo ello, hace de la autora una innovadora en el arte de narrar. subordina el carácter ejemplar. en sus denuncias de injusticias refleja independencia y orgullo femenino. “ Por tenernos sujetas desde que nacimos, vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con temores de la honra, y el entendimiento con el recato de la vergüenza, dándonos por espadas ruecas, y por libros almohadillas.”

   Pero quizás lo que más sorprende en ella es la desenvoltura con que se comportan los personajes femeninos en el aspecto sexual y amatorio. Desde la que persigue a un hombre que ve por el balcón hasta la que guarda un amante negro en el establo hasta devorarlo sexualmente, “antes de infinitos adulterios”. No en vano en el siglo XVIII, sus novelas quedaron prohibidas por la Inquisición.

   La escritura de María de Zayas reconoce la igualdad entre hombres y mujeres, es una denuncia frente a los valores que constituyen el ideal social del mundo caballeresco. donde tópicos masculinos de gran tradición se ven abordados por mujeres que dejan ver su enorme descontento social. También es importante señalar que no se trata de una apología femenina, ya que estas no se libran de su discurso crítico, así vemos que en el Desengaño Cuarto, la hermosa Filis dice.
“De manera que no voy fuera de camino en que los hombres de temor y envidia las privan de las letras y las armas, como hacen los moros a los cristianos que han de servir donde hay mujeres, que los hacen eunucos por estar seguros de ellos. ¡Ah, damas hermosas, qué os pudiera decir, si supiera que como soy oída no había de ser murmurada! ¡Ea, dejemos las galas rosas y rizos, y volvamos por nosotras: unas con el entendimiento, y otras, con las armas! Y será el mejor desengaño para las que hoy son y las que han de venir. Y supuesto que he dicho lo que siento, y ya que estoy en este asiento he de desengañar, y es fuerza que cumpliendo el mandamiento de la divina Lisis, ha de ser mi desengaño contra los caballeros. Por si algún día los hubiere menester, les pido perdón y licencia.”

   En el prólogo de este mismo Desengaño Cuarto, "Tarde llega el Desengaño", la Autora nos habla de las mujeres a las que admira por su saber y valor, entre ellas: La Condesa de Lemos, camarera mayor de la reina Margarita, la Condesa de Galve, a la que llama su señora; doña Eugenia de Contreras, religiosa franciscana, en Salamanca; doña María Barahona, religiosa en el convento de la Concepción Jerónima, doña Isabel de Ribadeneira, sin olvidar a su amiga la poetisa y dramaturga, doña Ana Caro Mallén de Soto, natural de Sevilla, a la que Madrid se había rendido dándole no solo laureles y vítores, rotulando su nombre por las calles. (Primera escritora profesional a la que se pagaban los encargos). Dice doña María: “Puédese creer que si como a estas que estudiaron les concedió el cielo tan divinos entendimientos, si todas hicieran lo mismo, unas más y otras menos, todas supieran y fueran famosas”.

   María critica con la misma libertad que muestran sus personajes las ideas de la época sobre la honra y la virtud, que en su opinión tanto perjudicaban a las mujeres. Lisis le dice a un galán que proclamaba su deseo de encontrar mujer tonta y honrada: “Y ¿cómo sabrá ser honrada la que no sabe en qué consiste el serlo?”.

   En la última narración y aparente despedida de la autora, dice:
“Yo he llegado al fin de mi entretenido sarao; y por fin pido a las damas que se reporten en los atrevimientos, si quieren ser estimadas de los hombres; y a los caballeros, que muestren serlo, honrando a las mujeres, pues les está tan bien, o que se den por desafiados porque no cumplen con la ley de caballería en no defender a las mujeres. Vale".
   
   “Ya, ilustrísimo Fabio, por cumplir lo que pediste de que no diese trágico fin a esta historia, la hermosa Lisis queda en clausura, temerosa de que algún engaño la desengañe, no escarmentada de desdichas propias. No es trágico fin, sino el más felice que se pudo dar, pues codiciosa y deseada de muchos, no se sujetó a ninguno”.

   ¿Fue este también el final de la Autora?. Como hemos dicho al principio todo son conjeturas, tal vez ingresó en un convento como algunas de sus amigas y su principal personaje: Lisis. Quizás.., quién sabe, es muy probable que si leemos sus novelas encontremos una gata que nos observa desde el tejado.

(Rosa Jaén M. / 8 de marzo 2010)

(*) Apuntes para una Biblioteca de Escritoras Españolas (Desde el año 1401 al 1833) Tomo II. Manuel Serrano y Sanz, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1974.
(*) María de Zayas Desengaños amorosos; Edición de Alicia Yllera. Edit. Cátedra, Letras Hispánicas. Madrid, 1983

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