jueves, 25 de marzo de 2010

Primavera habitada


La primavera habita
un tiempo que desmiente
antiguos aforismos.
Llueve sobre los surcos anegados,
crece la niebla sobre la esperanza
y los duendes que calientan las manos
esconden el aire de tus caricias.
Antes de que se acabe el tiempo
de los almendros vestidos de gala,
recuérdame, cúbreme con los pétalos
de tus besos teñidos
con la miel de las cerezas.
Ahora, antes de que lleguen
las mieses del verano,
arrúllame entre tus ramas.
R.J. / 26-3-10
(Valle del Jerte 1-4-07)

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