No columbraba el sol
mas que arrecifes
de luengo mirar entre las nubes.
Andadura glaciar del hombre,
pasar gastado del reno en las estepas
y un silencio adueñándose
en las quedas hendiduras de la selva.
Dioses y búhos reemplazaron
con sus altos vuelos, la pálida luz
de las violetas y discurrieron
sobre la honda savia de los trigales.
Estampa de milenios
contemplada por un viento remoto,
allí sus señas quedaron en la piedra
tallando el bosquejo de la historia.
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R.J.M./84/6-10
2 comentarios:
Hermosas imágenes milenarias y hermosas palabras que quizás también se hagan milenarias en el futuro.
¡Que agradable darse una vuelta de vez en cuando por esta casa tuya! Gracias, amiga por versos e ideas.
Un beso.
Enrique
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