VIAJE AL PLANETA ARISTOLIO
Episodio IX
Meteorito cruzando Rusia
Matilde
echaba chispas por los cráteres de su piel, decididamente, estaba
muy enfadada. Después de mirar a las pantallas y comprobar que
Marco Polen, se debía haber perdido por el desierto. Se dirigió a
la doctora Rosmar, empuñando un periódico como si fuese un sable para
atravesar el aire.
-
¡Eureka, al fin te encuentro a solas! ¿Has leído esto, sobrina?
No le quedó otra opción que mirar la noticia del periódico, decía: "que el asteroide
Eros 433 había visitado España el día 1 de Febrero, a una
distancia de 26,7 millones de kms, y se le había podido ver con un
simple telescopio". (*)
-
Sí, ya lo había leído, pero no creo que tengas nada que temer
tita, eso ya pasó
Cuando Rosmar, acababa de perder la última de sus tías naturales,
conoció a Matilde y como no se resignaba a quedarse sin ninguna,
fue cuando decidieron adoptarse mutuamente. Mati, como cariñosamente
la llamaba a su vez, no tenía sobrino ni sobrina que echarse a la
cara. Así que la mutua adopción, fue sellada con un par de tintos
y un par de rubias, o lo que es lo mismo: dos vinos y dos cervezas,
que era en lo único que no coincidían.
-
Eso lo creerás tú, que no le conoces -Mati estaba enfadadísima-
Este Eros es muy presumido y todo, porque es un asteroide de tipo S,
muy brillante al tener silicatos de magnesio y hierro. Si lo sabré
yo, no me perdonó ser más fotografiada que él cuando iba a
visitarle la nave NEAR, esa que envió la NASA, de los U.S.A., pero
pasó tan cerca de mis cráteres, que no me dio tiempo a esconderme detrás del
sol.
-
Sí -contestó Natacha, que acababa de entrar en la sala- Recuerdo a
Yeomans, el encargado de ajustar la navegación óptica, dijo que
"si no se sabía exactamente dónde estabas, no se te veía
nada" Según me comentó: La posición del Sol detrás de ti,
hizo todavía más difícil el trabajo. Me confesó que llegó a
temer que tuviese que explicar las 530 imágenes del cielo, que
había obtenido la Near.
-
Así que, ¿tú también conocías mi auténtica personalidad?.
Preguntó a Natacha.
-
Pues claro -contestó Natacha- Incluso sé que residías entre la
órbita de Marte y Júpiter, pero me hice la tonta cuando caíste en
la arena de la plaza.
-
¡Ay, hijita, no me lo recuerdes! Que cuando aterricé era una
berenjena abollada, no es que mi aspecto de ahora sea mucho mejor,
pero al menos no estoy tan negra como estaba. Parecía recién
sacada de una mina de carbón.
-
Y ¿crees que el asteroide Eros, te va a reconocer ahora? Preguntó
la doctora Ros.
-
Creo que sí, sobrina. Hace tiempo, me dijo Laurita, la traductora
de lenguas muertas y vivas, que cuando Eros pasó por aquí hacía
un ruido extraño, luego ella lo tradujo y decía algo así como:
"Mira cómo voy, mi negra, vamo´ a bailar..., mulata, vente ya
p´acá.., " Lo decía mientras miraba la plaza de toros donde
aterricé.
-
¡Por Pluto! -dijo Natacha- No hagas caso, estaría oyendo la radio
y lo confundió. Sabe tantos idiomas que, a veces, no sabe ni lo que
dice. Es capaz de confundir a Santana con Celia Cruz y quedarse
igual de ancha.
-
Que no, que yo la creo, si hasta vio cómo se convertía en un
platillo volante para meterse en el salón de la casa.
-
Mira Mati, aquí tengo una foto tuya de cuando eras asteroide.
-
¡Ay! No quiero ni verla, Natacha mía, de no haber sido por que caí
en blando y dándome el sol que me fue aclarando, me habrían
convertido en adoquín de asfalto por lo negra que era y..,
Antonio
entró en la sala, interrumpiendo la conversación y agitando las
manos.
-
Mister Polen lleva un buen rato tratando de mostrarse en los
monitores y no hacéis caso -dijo el astronatuta, mientras enchufaba
los cables a la red y casi se electrocuta.
Desde
los monitores irrumpió la imagen de Marco Polen.
-
¿Se puede saber qué os pasa? Así no hay quien trabaje. Esto más
que una base cuerda, parece una curda, después de acabar con el
alcohol disponible. Se suponía, y es mucho suponer, que en unas
semanas estaría todo dispuesto para volar al espacio.
-
Bueno, verás -trató de disculparse la doctora Ros- La crisis, es
la crisis y el presupuesto no nos da para ir comprando los trajes
adecuados...,
-
¿Y dónde están los demás?, parece que estuviesen fugados.
-
Laura y Anita han ido a ver los modelos espaciales, ahora que están
de rebajas y ...,
-
Si, claro -interrumpió Natacha- Laurita como astrógrafa ha ido a
hacer fotos y Anita, como secretaria general de asuntos
particulares, para probárselos, ya veremos si nos sientan bien a nosotras.
-
Y ellos, ¿también se han ido a comprar?
-
Sí, claro -repuso la doctora- Pedro, dijo que iba a comprobar las
posibilidades de sembrar bellotas, judías y cebollinos más alla de
la estratosfera. Josecar se fue al estrellatemerca tenía que
comprar sal, embutidos y pelotas...,
- ¡Ay,
sobri, por Neptuno! ¿Le dijiste que fuese hasta el pasillo final,
sin mirar ni a derecha ni a izquierda? Mira que yo la primera vez
que entré, me traje de tóo, menos la sal.
-
Bueno, bueno – Marco Polen, rara vez se enfadaba, por algo era - Y Mariano, ¿no habrá ido a contar estrellas?
- No, le iba a desvelar a la doctora Vichifta, lo que le auguran al signo de Acuario, que es también el mío, pero a mi no me hace falta, si me lo propongo puedo detectar hasta los cráteres.
-
Seguro que ha perdido la chaveta, quise decir, la cabeza-repuso Antonio- ¿Cómo va a entender ella, sobre los mundos
de la mecánica cuántica?
-
¡Ay, amigos! Tenéis razón, mis conocimientos son por osmosis: La
influecia recíproca entre dos cosas que se ponen en contacto y,
desgraciadamente, también sé de osteoporosis, esto es porque se me
apilan los años en los huesos. Os desvelaré mi verdadera
identidad -Matilde tomo asiento y aliento- Soy un asteroide
humanizado, que dejó, momentáneamente, su órbita para bajar a la
Tierra, a quitarse las arrugas con láser, pues soy un asteroide
tan antiguo que mis arrugas ya son canales de carbono.
-
¿Y nunca quisiste volver? Preguntó Pedro.
-
¿Para qué? ¿Para dar vueltas sin más a un planeta? Sucedió que
aquí he topado con unos seres extraordinarios, que me gustan más
que la paella y el arroz con leche. No quiero seguir dando vueltas
alrededor del sol, languideciendo una eternidad entre
asteroides que ni hablan, ni ríen, ni sufren, solo te dan
empellones para quitarte el sitio.
Se levantó enérgicamente del
sillón.
-
¡Eah, chicos! Tengo que daros las gracias por haberme descubierto,
pues ya me aburría como un hongo, de que no me conociera nadie
-bajó la voz- Os confieso que amo en secreto, a un caballero de
alto plumero, y esto lo sufro en silencio, como las almorranas. Otra
cosa es, que a sus meninges, le disguste saber esto. Pero quiero
tranquilizarle desde aquí, mi amor es casto y puro, como el que le
tengo a todos mis compinches de esta nave de los líos de Cafarnaún.
-
¡Que historia tan extraordinaria! -dijo Pedro- Si es que el tiempo
no existe en algunas dimensiones, sobre todo cuando se habla de
amor.
-
Es que la atracción del amor, puede mucho. Dijo Marco Polen suspirando.
(*) Noticia de febrero de 2012.
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