miércoles, 9 de marzo de 2011

Entrevista a MARTA MURILLO - Cibayí


MARTA MURILLO JAÉN

Bailaora de Flamenco

Mi encuentro con Marta Murillo Jaén, una madrileña de treinta años, de pronta sonrisa y gran conversadora; ha sido muy reciente. Hija de mi gran amiga, la escritora y poetisa María Rosa Jaén, en alguna ocasión me había comentado las aficiones de su hija, me había dicho: Marta es bailaora, profesora y coreógrafa, ha abierto su propia escuela de flamenco en un lugar de Asturias. Dicho así, uno siempre tiene sus dudas sobre la opinión imparcial de una madre acerca de su hija. Lo que de verdad me incitó a querer saber algo más de ella, fue la respuesta que dio Marta cuando se propuso al Flamenco para ser Patrimonio Cultural de la Humanidad, decía: Cuando se siente la palabra Flamenco, se siente orgullo y respeto por el simple hecho de escribirla o pronunciarla. Mi vida está basada en él. Ante esta declaración de amor al flamenco, quise conocerla.

- Tengo entendido que en tu familia no existe tradición flamenca. ¿Es así?

M. Mi madre me apuntó a clases de ballet, no duré más de tres meses, me aburría. Desde chiquinina he sido muy rebelde. Con cierta frecuencia mi hermana y yo íbamos con mi padre al Rastro, allí lo mismo compraba música de Camarón de la Isla, Porrina de Badajoz, Rafael Farina, Pink Floyd, María Callas, Plácido Domingo, etc., siempre ha sido muy selecto en sus gustos musicales. Mi madre era más de la música de los sesenta.

- ¿Te sentiste apoyada por tu familia cuando decidiste dedicarte al baile flamenco?


M. Ellos me dieron su apoyo desde el principio, explicándome las consecuencias que conllevaba, al ser de familia trabajadora. Me afané duro para costearme las clases en academias que impartieran la buena formación que exige el flamenco. El hecho de que me apoyaran, cuando a muchas de mis compañeras intentaban disuadirlas u obligarlas a estudiar a su vez otro tipo de carreras, aparte de la de flamenco, que no les permitía centrar toda su atención en él, me dio más fuerza por su apoyo. No vi sacrificio en buscar trabajos cuyo horario fuese compatible con las clases.

- ¿Crees que tu sacrificio se ha visto compensado?


M. Rotundamente, sí. Las sensaciones que te produce el flamenco son tan desorbitadas y grandiosas, que cuando entiendes tan sólo una pequeña parte de lo que te aporta, te consideras una privilegiada.

- Me cuentan que la única vez que hiciste novillos en el instituto fue para asistir al entierro de Lola Flores. ¿Qué significó para ti la desaparición de la faraona?.


M. Entre tú y yo, ahora que no se entera nadie, je,je,je... No faltaba mucho a clase, pero algún novillo más sí que hice, pero pocos ¡eh! Respecto a Lola Flores, era una artista excepcional, su desaparición fue una sensación de vacío, sobre todo, la sensación de que no vas a lograr altura. Le debemos agradecimiento por su legado.

- ¿A que otros personajes del mundo del flamenco admiras?


M. A todos, unos me gustan mas, otros menos y otros.., en fin. Sin embargo, la aportación que hacen para que el flamenco no se pierda y dar a conocer el esfuerzo que conlleva, es digno de admiración. Me encanta Eva Yerbabuena, cada espectáculo que realiza es un regalo, sumamente cuidado en todos sus niveles: baile, vestuario, estética.., todo. Y qué decir de la historia que cuenta y cómo la cuenta. Es puro disfrute.

- ¿Cuál fue el primer espectáculo flamenco al que asististe?.


M. Fue en el Teatro Real, era una reunión de casi todos los grandes: Blanca del Rey, Joaquín Ruiz, María Pagés, Rafael Amargo y un sin fin de artistas más. Fuimos un grupo de alumnos de la escuela donde me formaba, fue una suerte y una lástima; había demasiada gente y estábamos apiñados, incómodos, con murmullos, una mala situación visual y acústica. No pude disfrutarlo.

- Me gustaría saber, ¿qué fue lo que sentiste la primera vez que bailaste en público?.


M. Si me lo permites, te daré dos respuestas. La primera vez, una niña que se apunta a baile por diversión: sentí nervios, alegría y bienestar. La primera vez que presenté una coreografía propia y como adulta, sintiéndome bailaora en un teatro. ¡Uff!. Miedo a que no se entendiera el mensaje, a no hacerlo todo lo bien que se merece este arte. Una infinita pasión y una energía desbordada por tantos sentimientos. Mucho respeto.

- Durante cinco o seis años has estado residiendo en Cangas de Narcea, una población asturiana de escasa tradición flamenca, donde abriste una escuela de baile, llamada Cibayí. ¿Qué significa esa palabra para ti?


M. En lenguaje caló, Cibayí, significa maravilla o maravilloso, de su significado para mí, podría estar hablando durante horas. Te diré que, cada vez que la escucho o leo, contengo el aire y se me encoge el alma, se me mezcla una sonrisa y una lágrima. Me ha quitado parte de vida y a la vez, ha dado cierto sentido a la misma. Su creación coincidió con la grave enfermedad de mi padre y estar lejos de casa, sabiendo que mi madre y mi hermana tenían que afrontarlo sin mi ayuda, fue muy duro. Cibayí ha sido lo más grande que he hecho y logrado. Gracias a mis alumnas se convirtió en algo tremendamente bonito y maravilloso.
Ahora tiene mas acepciones inseparables: unión, respeto, disciplina, emoción y cariño.

- Coreógrafa, profesora de baile moderno, urban dance, aero-dance, baile español, sevillanas, bailaora de flamenco etc. ¿Cómo te describirías?


M. Aclaro, por encima de todo, soy profesora y bailaora de flamenco. Perfeccionista, testaruda, carismática y demasiado pasional. Doy demasiada prioridad a lo emocional, a veces hasta dar la apariencia de despreocupación por otros ámbitos de la vida.

- Tengo entendido que esa etapa de tu vida ha concluido y supongo que tu decisión ha sido dolorosa. ¿Cuál es tu meta?


M. Mi meta consiste en ser feliz y hacer feliz a los míos, como ser feliz implica mantener el flamenco en mi vida, a ser posible seguir dedicándome a él.

- Supongamos que tuvieses la posibilidad de elegir una pareja de baile. ¿Con quién te gustaría?.

M. Con cualquier persona que lo sienta, independientemente de sus conocimientos y si puedo, me quedo con cualquiera de mis alumnas, capaces de emocionarme por su pasión, con su sola presencia.

- Háblame de un lugar que ames y otro que desees disfrutar.


M. Deseo disfrutar de todos y cada uno de los lugares en los que me ponga la vida y amo a todos y cada uno por los que he pasado, que son los que me han enseñado y formado como persona.

- ¿Crees haber encontrado el sentido de la vida o aún lo buscas?


M. El sentido de la vida es vivir y aprender de las vivencias en el largo y duro camino, ser feliz o intentarlo.

- ¿A qué has tenido que renunciar por tu amor al flamenco?


M. Yo no diría renunciar, mas que a lo material, sino adaptar, puesto que renunciar no renuncié a nada. Tuve que adaptarme a las situaciones con muchísimo esfuerzo y sacrificio en momentos muy duros. Actualmente, seguiré intentando la adaptación, sin renunciar a nada.

- Para terminar, una frase con la que te identifiques.

M. “Lo importante no es haberse caído, sino levantarse después de cada caída” Y añado: Agradece cada gesto, cada mano tendida y seguirás encontrándola a cada traspiés, consiguiendo que sea un motor de bienestar compartido.
En resumen, Marta Murillo Jaén (Cibayí) una enamorada de la vida y del flamenco, una mujer enérgica que lucha por llegar a las estrellas.


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Entrevista publicada en la revista Raíces de Papel nº 5 - Enero 2011

Dirigida por Juan Calderón Matador y Arvikis

1 comentario:

Julie Sopetrán dijo...

Hermosa entrevista. Mi felicitación por ese arte y sabiduría. Besos.