miércoles, 20 de abril de 2011

MI ARBOLEDA DE PAPEL

...” Es necesario de recorrer a los libros, lo cuales de arboledas saludables tienen en sí maravillosos injertos”.
Así expresaba su amor a los libros SOR TERESA DE CARTAGENA. Escritora que publicó el primer ensayo en Lengua Castellana, (S. XV) Titulado: “La arboleda de los enfermos”

MI ARBOLEDA

Mi pequeña arboleda tenía un metro de altura,
mueble, reciclado a estantería, por papá.
Era un minúsculo jardín de palabras

que asomaba detrás de una cortina floreada,
mostrándome los primeros nombres
y las figuraciones de las cosas.

Entre sus hojas acechaban “las damas duendes”
y los aceros defendiendo
a “doncellas de labor y toqueras vizcaínas”.
Supe de “Los engaños del mentir”

y tuve conocimiento
de que “no hay vida como la honra”.

Un siglo de Oro que competía
con “un hombre a su nariz pegado”
y las fábulas de Micifúz y Zapirón.
Junto a ellos, los trazos de una “Guía del artesano”

para inexpertos grafólogos. Una Ortografía práctica
“podadera” para limar los yerros y adentrarme
en otras historias que abriesen mis ojos.


Después vinieron a posarse en sus altas ramas,
las setenta mil voces de “Rancés”, obra novísima
que sirvió para jugar con los ujieres de las palabras.
Una enciclopedia “Intuitiva, sintética y práctica”
cuya experiencia era tan resumida que presentía
lo poco que me decía y añoraba.

Aún conservo aquellas semillas
a las que se fueron agregando cientos de florilegiums.
Viajes con el correo del zar, al centro de la tierra.
Mujercita que esperaba ser escritora.


Son goces que nadie puede arrebatarme,
por eso, me mortifica quienes solo miden
estanterías y no establecen la propia ínsula
junto a la luciérnaga del mañana.

Usted, Sor Teresa, mujer sorda, escritora
en tiempo de varones. Me emociona

que nos hable de la riqueza y el deleite de los libros,
cuando echaba a andar la letra impresa.
Se refugió en el último tramo de la libertad: el libro.


Ese objeto que permanece con sus hojas intactas
entre muñecas de porcelana y pantallas
que cubren el tiempo de polvo.
Dicen que la tecnología olvidará el papel.
¿Hay algo más grato que ojear un libro
mientras las hojas del árbol se posan en él?
Ex libris, no hay nada, solo ignorancia.
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R.J.M. / Abril 2011

3 comentarios:

Juan Calderón Matador dijo...

Querida Maria Rosa, ojalá las semillas de las palabras, las frases, los versos, no dejen de dar fruto nunca. En tu jardín siguen luciendo muy bellas.

Rosa del Aire dijo...

Agradezco tus palabras, Juan. Vienen de un gran jardinero que constantemente expande sus semillas de palabras.
Un abrazo

Julie Sopetrán dijo...

No hay nada más hermoso que la compañía de un libro abierto ante los ojos, la lectura nos hace sentir diferentes... Hermoso poema María Rosa, me ha encantado. Hoy día de flores y de libros, te mando mi cariño y admiración. Besos.